Dieta mediterránea, síguela a rajatabla
La dieta mediterránea es tan poderosa que puede llegar a prevenir graves trastornos de la salud como pueden ser el colesterol y la hipertensión.
En el año 2013, la UNESCO, decidió además incluirla dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Aunque parece que es ahora cuando se ha puesto de moda el concepto de dieta mediterránea, las pautas de esta alimentación surgieron hace ya muchísimos años.
Por si aún no lo sabías, los impulsores de la dieta mediterránea fueron nuestros abuelos pero el traspaso hacia unos hábitos de vida más sedentarios han hecho que se pierdan estas costumbres y cada vez aparezcan más enfermedades cardiovasculares.
¿Cuántos de vosotros sabéis lo que es la dieta mediterránea? ¿Creéis que la cumplís?
Las cifras recogen que 7 de cada 10 españoles aseguran que se alimentan de manera adecuada. Sin embargo, la percepción de éstos no suele corresponderse con la realidad.
Está claro que el aceite de oliva es la piedra filosofal de esta dieta, pero todavía hay más características que deberías saber sobre ella.
¿Cuántas cantidades de cada grupo alimentario hay que tomar? Aquí os lo desglosamos:
- Frutas, verduras y hortalizas: Hay que tomar 5 raciones al día. Si se trata del alimento de temporada es mejor que se consuman frescas o poco cocinadas para que no pierdan sus propiedades.
- Lácteos: La leche y el yogur aportan mucho calcio, fósforo y proteínas por lo que es recomendable tomar a diario entre 2 y 4 raciones.
- Cereales: Hay que tomar diariamente alimentos como la pasta, el pan o el arroz. Hay que incidir en ellos en el desayuno o la comida y evitarlos a la hora de la cena. Una opción muy acertada es elegir siempre cereales de tipo integral porque son mucho más puros.
- Huevos: Aunque es un alimento muy socorrido, no tenemos que pasarnos de más de 4 huevos a la semana. Hay que tomarlos con moderación para evitar la aparición de colesterol.
- Carne: Hay que consumirla entre 3 y 4 veces a la semana. Además siempre hay que incidir en el consumo de carnes blancas con poca grasa como el pollo, el pavo o el conejo y evitar el embutido y las carnes rojas como la ternera. Éstas últimas, si las incluimos, hay que introducirlas en pequeñas cantidades. No tenemos que esperar a que salten las alarmas.
- Pescado: Hay que tomarlo entre 4 y 5 veces a la semana y sobre todo hay que incidir en aquellos pescados azules como el bonito, las sardinas o las anchoas porque aportan una gran fuente de omega 3, un nutriente necesario para el desarrollo de las funciones cognitivas.
- Legumbres: Es el producto del año y la pirámide de la alimentación equilibrada recomienda tomar como mínimo entre 2 y 4 raciones a la semana.
- Frutos secos: Hay que tomar un puñado al día de frutos secos como nueces o almendras. Siempre hay que tomarlos crudos.
Una vez llegados a este punto es posible que muchos de vosotros os hayáis dado cuenta de cada una de las posibles carencias nutricionales a nivel individual. A partir de hoy ya no tenéis ninguna excusa que valga. Os recomendamos que empecéis a planificar vuestros menús semanales y cada vez que vayáis a la compra seáis conscientes qué tipo de alimentos debéis incluir o no en vuestra cesta.
Estamos ante un punto de inflexión importante. Para dar un giro de 180 grados a esta situación lo mejor es que empecéis a predicar con el ejemplo y comencéis a inculcar estos hábitos saludables a los más pequeños de la casa.