Con la llegada del buen tiempo, la compañía líder en PRL y cuidado preventivo de la salud recuerda los hábitos clave en el camino hacia un verano más seguro y sin sobresaltos dermatológicos
Con la subida de las temperaturas, los mosquitos vuelven a convertirse en protagonistas indeseados de los meses estivales. Aunque su presencia es habitual en esta época del año, las molestias que causan —desde picor persistente hasta reacciones alérgicas localizadas— no deberían asumirse como inevitables. En este contexto, Quirón Prevención ofrece una serie de recomendaciones prácticas para minimizar el riesgo de picaduras y actuar de forma eficaz si estas se producen.
Los mosquitos, en especial las hembras, necesitan alimentarse de sangre para desarrollar sus huevos. Por eso, cuando pican, inyectan saliva que contiene proteínas anticoagulantes. Es esta sustancia la que activa la respuesta del sistema inmune y genera la molesta hinchazón y el picor. Aunque en la mayoría de los casos se trata de una reacción leve, en personas sensibles o ante infecciones secundarias por rascado, la molestia puede intensificarse.
La buena noticia es que es posible reducir significativamente las probabilidades de ser picado si se tienen en cuenta ciertos factores de atracción. La emisión de dióxido de carbono al respirar, el sudor, el tipo de sangre, los cambios hormonales o incluso la ropa oscura pueden hacer que una persona resulte especialmente atractiva para estos insectos. Identificar estos elementos y adoptar hábitos preventivos puede marcar la diferencia.
Las recomendaciones de Quirón Prevención
En este sentido, la compañía recomienda vestir prendas claras y frescas que cubran la piel, evitar salir al anochecer o al amanecer y reducir la exposición en zonas húmedas o de vegetación densa. También se aconseja instalar mosquiteras en ventanas y hacer un uso responsable de repelentes, tanto los convencionales con DEET como los formulados con ingredientes naturales como la citronela. Además, mantener las luces apagadas cuando hay ventanas abiertas puede ayudar a mantenerlos a raya.
En caso de picadura, los especialistas insisten en evitar el rascado, aplicar frío local y recurrir, si fuera necesario, a cremas con corticoides o antihistamínicos para calmar el picor. En situaciones más graves, como inflamaciones extensas, fiebre o signos de infección, se debe consultar con un profesional médico.
Esta guía de actuación, según subraya Quirón Prevención, se enmarca en su compromiso con la promoción de la salud más allá del entorno laboral, acompañando a la población también en el autocuidado diario y en la anticipación de riesgos asociados al entorno y a la estación. En definitiva, prevenir las picaduras de mosquito no es sólo una cuestión de confort, sino de salud y bienestar.