GSD Educación anima a las familias a aprovechar el verano como una oportunidad para fomentar la curiosidad, consolidar aprendizajes y descubrir nuevas pasiones. A través de una serie de recomendaciones prácticas, y con el respaldo de su equipo pedagógico, la cooperativa educativa propone un enfoque estival que combina juego, descanso y formación, adaptado a cada etapa educativa
Las vacaciones de verano suponen un merecido descanso para el alumnado y sus familias, pero también pueden convertirse en una excelente oportunidad para seguir aprendiendo desde un enfoque más libre, creativo y personalizado. Desde su vocación de innovación educativa y su compromiso con el acompañamiento a las familias, GSD Educación anima a aprovechar estos meses para fomentar la curiosidad, consolidar aprendizajes y descubrir nuevas pasiones.
Tal y como explica Laura Moreno, coordinadora pedagógica de Primaria de GSD Educación, «aprender no se limita al calendario escolar. Es un proceso continuo, también en verano. Todo puede convertirse en una oportunidad de aprendizaje si se vive con interés y ganas de descubrir». Por eso, el equipo pedagógico de GSD ha preparado una serie de recomendaciones para que el tiempo estival sea también un momento enriquecedor, sin dejar de lado el juego y el descanso.
Una de las propuestas más sencillas y eficaces es dedicar cada día un momento a la lectura. Ya sean novelas, cómics, artículos o libros de divulgación, leer por placer mejora la comprensión lectora, amplía el vocabulario y estimula la imaginación. «Son los propios niños y niñas quienes deben escoger lo que quieren leer. El verano es el momento de disfrutar de la lectura, sin más», señala Laura Moreno, destacando el valor de que este hábito se mantenga como una actividad libre y agradable.
También es recomendable repasar de forma breve y lúdica algunos contenidos clave del curso anterior. Juegos de cálculo mental, crucigramas, cuadernos de repaso o aplicaciones educativas permiten mantener cierto ritmo sin necesidad de agobios ni estructuras rígidas. Moreno apunta que «hay mil ejemplos cotidianos en los que practicamos matemáticas sin darnos cuenta. Por ejemplo, los relojes inteligentes que miden los pasos entusiasman a los niños. Colocar los días por número de pasos o restar las diferencias puede ayudar a establecer objetivos deportivos mientras se repasan operaciones básicas. No se trata de repetir todo lo aprendido, sino de afianzar lo esencial».
El verano, además, ofrece una ocasión ideal para explorar nuevos intereses a través de actividades que difícilmente tienen cabida durante el curso. Cursos de idiomas, talleres de robótica, campamentos científicos o propuestas artísticas permiten adquirir conocimientos distintos a los del aula y contribuyen a descubrir talentos personales. Un buen ejemplo ha sido el Musical Theater Summer Camp GSD, celebrado en Buitrago del 1 al 10 de julio, donde más de 50 participantes se sumergieron en una experiencia educativa y creativa a través del teatro musical.
Otra forma de mantener activa la mente es fomentar la escritura creativa: llevar un diario, inventar cuentos o incluso ayudar con la lista de la compra. «No supone un esfuerzo extraordinario, pero permite trabajar competencias muy valiosas, como la expresión escrita o la organización del pensamiento. Y además refuerza la implicación en las tareas familiares», señala Moreno.
Por supuesto, mantenerse activo también desde el punto de vista físico y emocional es fundamental. Juegos al aire libre, deporte, excursiones y paseos contribuyen al bienestar general y favorecen una actitud positiva hacia el aprendizaje. Aunque el uso excesivo de dispositivos no es recomendable, sí pueden integrarse de forma útil en algunas actividades. «Las visitas culturales o los viajes del verano, por ejemplo, ubican al niño en un entorno geográfico nuevo. Se puede aprovechar la brújula que llevan todos los móviles para enseñarles a orientarse. Es una manera práctica y sencilla de conectar el aprendizaje con el entorno», explica la coordinadora pedagógica.
En definitiva, GSD propone un enfoque del verano que combine descanso y estimulación intelectual, sin perder de vista que los aprendizajes significativos también se dan fuera del aula. Por eso, ha elaborado un decálogo de verano con ideas clave para familias y un cuadro práctico con propuestas por edades y materias, que puede ser una guía útil y flexible para quienes desean convertir las vacaciones en una etapa también educativa, y sobre todo divertida.
Decálogo GSD Educación para unas vacaciones activas y educativas
- Leer por placer, cada día
Fomentar la lectura libre es una de las mejores formas de mantener la mente despierta. Desde cuentos compartidos en Infantil hasta novelas elegidas por gusto en Secundaria, leer bajo una sombra, en familia o en soledad, ayuda a mejorar la comprensión y estimula la imaginación. - Escribir con creatividad y sentido
Desde inventar cuentos hasta redactar postales, diarios o cómics, la escritura es una herramienta poderosa para organizar ideas, expresar emociones y reforzar lo aprendido. También puede integrarse en tareas del día a día, como hacer listas o escribir recetas. - Jugar con el lenguaje en todos sus formatos
Adivinanzas, trabalenguas, juegos de palabras, «stop» o dinámicas del tipo «si fueras un animal» son recursos divertidos para enriquecer el vocabulario y fortalecer la agilidad verbal en cualquier momento. - Conversar, debatir, compartir ideas
Las conversaciones sobre libros, películas o temas cotidianos fomentan el pensamiento crítico y la capacidad de argumentación. Desde Infantil a Secundaria, expresar opiniones y aprender a escucharse también es aprender. - Encontrar las matemáticas en la vida real
Contar pasos, medir objetos, comparar alturas, jugar al tangram, hacer sudokus o identificar figuras geométricas en el entorno convierten a las matemáticas en algo cotidiano y estimulante. - Observar, explorar, experimentar
Desde adivinar animales por pistas en Infantil hasta realizar pequeños experimentos caseros en casa o seguir rutas con códigos QR, la ciencia también puede formar parte del verano de forma amena y participativa. - Mantener el cuerpo en movimiento
Saltar a la cuerda, hacer gymkhanas, montar en bici o practicar deportes en grupo ayuda a liberar energía, mejorar la salud y desarrollar habilidades como el trabajo en equipo o la coordinación. - Crear con las manos y dejar volar la imaginación
Pintar, recortar, construir, modelar o decorar son actividades que, además de entretener, fortalecen la motricidad fina, la concentración y la autoestima. Desde mandalas hasta fundas para móviles o pulseras, todo vale. - Usar la tecnología de forma útil y creativa
Hacer fotos con criterio, ver series o películas en versión original, escuchar canciones en inglés o diseñar materiales digitales permite integrar las pantallas como herramienta educativa y no solo como entretenimiento. - Descubrir el mundo con autonomía y curiosidad
Cada paseo, viaje, excursión o visita cultural puede ser una experiencia de aprendizaje. Orientarse con una brújula, leer carteles, identificar fauna o crear retos familiares convierte cualquier salida en una oportunidad para aprender en el entorno real.