Un libro escrito por Ricardo Mariscal descubrirá los mayores bulos de cine

Autocirugías imposibles, reanimaciones inmediatas, heridas de bala limpias o amnesias «selectivas» son comunes en las películas

Las convenciones que se utilizan de forma constante en las películas para que sean más entretenidas, espectaculares o fáciles de entender pueden representar un riesgo para la salud y un obstáculo para la labor educativa de los menores. Un libro desmontará estos «bulos de cine» que, en muchas ocasiones, están relacionados con la ciencia y la salud.

La obra, en fase de desarrollo, está siendo llevada a cabo por Ricardo Mariscal, responsable de relaciones institucionales del Instituto #SaludsinBulos y creador del podcast «Yo no soy Michael Caine«.

«Estos bulos se basan en simplificaciones, exageraciones o falsedades que contradicen la evidencia científica o médica. Suelen mantenerse en el tiempo, se repiten en muchas películas y, en ocasiones, generan mitos populares difíciles de corregir», explica Mariscal.

El libro abordará la tendencia en las películas de banalizar conductas de riesgo como el consumo de drogas, violencia o prácticas médicas inadecuadas.

Por otra parte, los niños y adolescentes no tienen desarrollada completamente la capacidad crítica y les resulta difícil discernir entre los bulos que ven en las pantallas y la realidad.

«Gran parte de las ideas preconcebidas son absorbidas por los menores de forma casi inconsciente, como la hiper resistencia del cuerpo humano o neuromitos en Scifi (solo usamos el 10% de nuestro cerebro…)», comenta el psicólogo Carlos Sanz Andrea.

«El último giro que nos estamos encontrando últimamente lleva aparejado una falta de desarrollo moral: por ejemplo, en muchas ocasiones nos estamos topando con gente incapaz de discernir si Jordan Belfort (el lobo de Wall Street) es el «villano» de la historia u otros que admiran al neonazi de American History X en lugar de captar su evidente racismo», añade el experto.

Bulos de cine más comunes
Autocirugías imposibles, reanimaciones inmediatas con un RCP, heridas de bala limpias o amnesias «selectivas» son comunes en las películas más taquilleras de la historia del cine.

Un bulo común es emplear un RCP para salvar la vida de un personaje solo con unas pocas compresiones o con dar un golpe en el pecho. Lo hemos visto en cintas tan famosas como «The Abbyss» (1989) de James Cameron o «Casino Royale» (2006) con Daniel Craig como el agente 007. En realidad, la RCP rara vez devuelve la consciencia de inmediato: su función es mantener oxigenado el cerebro hasta que llegue soporte avanzado.

Otro ejemplo en películas de acción muy recurrente son fracturas que se curan milagrosamente y heridas de bala «limpias». En películas como las sagas de «John Wick», «Rambo» o «Jungla de cristal» los protagonistas reciben impactos de bala, se hacen un vendaje y siguen corriendo o peleando al momento.

Además, en westerns y cintas bélicas es frecuente usar el alcohol como antiséptico para curar heridas cuando no se trata en ningún caso de un antiséptico eficaz y puede agravar las lesiones, retrasar una atención correcta y causar intoxicación.

En la elaboración del libro Mariscal empleará algunos de los contenidos y los testimonios de expertos recogidos en su podcast «Yo no soy Michael Caine», el único programa que existe dedicado a dar a conocer con humor y de forma amena la obra del actor británico. En él han participado críticos de cine, escritores, músicos, periodistas y podcasters muy diversos.

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