Crece el número de personas mayores de 50 años que cobran subsidio por desempleo, un 3,4% más que en 2024 y un 9% más que en 2020, según un estudio de la Fundación Adecco

Según el SEPE, 545.143 personas mayores de 50 años percibieron un subsidio por desempleo en abril de 2025, último mes con estadísticas oficiales disponibles. Es la cifra más alta registrada en un mes de abril desde el inicio de la serie histórica

El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco presenta el 17º informe #TuEdadEsUnTesoro, un análisis que, en esta ocasión, basa sus conclusiones en las estadísticas de Prestaciones del Ministerio de Trabajo y Economía Social, así como en una encuesta a 450 profesionales mayores de 50 años en búsqueda activa de trabajo, de los cuales un 75% se encuentra en paro de larga duración, es decir, lleva más de un año en desempleo.

El objetivo de este trabajo es subrayar las dificultades que afrontan los profesionales sénior a la hora de competir en el mercado laboral y que pueden llevarles a optar por la vía subsidio hasta llegar a la edad de jubilación. Un escenario en el que resulta necesario apostar por políticas activas de empleo que favorezcan su recualificación y conexión con los nichos de empleo emergentes.

No en vano, la sociedad presenta un récord de envejecimiento en el que se observa una paradoja: aunque el talento sénior es clave para la competitividad empresarial y el desarrollo económico, el número de personas mayores de 50 años que acceden a subsidios por desempleo no deja de incrementarse. Esta realidad plantea el riesgo de que dichos subsidios se cronifiquen y terminen convirtiéndose en una transición precaria hacia la jubilación, desaprovechando así un capital humano imprescindible.

Por otra parte, como novedad, en esta edición el informe pone foco en una dimensión menos explorada pero igualmente significativa: el impacto emocional que tiene el desempleo prolongado en la identidad y sentido de propósito de las personas sénior.

«Tenemos plenamente constatado que el desempleo de larga duración, tan habitual entre las personas sénior, puede erosionar su identidad, autoestima y sentido de propósito. Para muchas de ellas, la pérdida prolongada de trabajo genera sentimientos de inutilidad, aislamiento e incluso culpa, en una etapa vital donde aún se tiene mucho que aportar. Es por ello que en este análisis hemos querido mirar más allá de las cifras habituales para acercarnos a la experiencia interior de las personas sénior, con la intención de comprender cómo viven esta etapa y qué apoyos serían necesarios para que vuelvan a mirar al futuro con esperanza», explica Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.

Récord de subsidios por desempleo entre las personas sénior
El subsidio por desempleo es una ayuda económica de carácter asistencial que otorga el SEPE a quienes, tras agotar la prestación contributiva o no alcanzar el mínimo cotizado, siguen sin trabajo. Así pues, percibir un subsidio por desempleo suele indicar un periodo prolongado de desempleo de larga duración o inactividad laboral. Este subsidio está diseñado para proteger a personas desempleadas de larga duración que, por su edad, tienen más dificultades para reincorporarse al mercado laboral. Es una medida de protección social pasiva con algunas características activas, pues cotizan a la seguridad social.

El efecto positivo del subsidio es que protege a las personas en esta situación, evitando la pobreza en la edad madura, garantizando cotizaciones para la pensión y proporcionando estabilidad económica a personas en riesgo de exclusión. El efecto negativo es que genera un desincentivo a la hora de buscar empleo. Este es un riesgo real, especialmente si el mercado laboral no ofrece oportunidades laborales reales y sostenibles a las personas sénior.

La cuantía del subsidio por desempleo es fija (vinculada al IPREM) y su duración depende de la edad, las cotizaciones previas y si existen cargas familiares. En concreto, los mayores de 52 años pueden percibir este subsidio hasta la edad de jubilación (con cotización incluida, del 125% de la base mínima aportada por el SEPE para la futura pensión).

El envejecimiento de la población y la prolongación de la vida laboral hacen prever un aumento de personas beneficiarias de este subsidio, especialmente si el mercado laboral no genera empleos adecuados para mayores de 50 años. De hecho, el comportamiento de las cifras en los últimos años evidencia que son cada vez más las personas sénior las que acuden a esta opción. Actualmente, 545.143 personas mayores de 50 años perciben un subsidio por desempleo (dato de abril, último mes con estadísticas oficiales disponibles). Se trata de la cifra más alta registrada para este mes desde el inicio de la serie histórica.

De hecho, este último dato sobre personas mayores de 50 años perceptoras de subsidio por desempleo (545.143) refleja un aumento del 3,4% respecto a 2024 y del 9% en comparación con 2020. En cambio, el crecimiento de los subsidios en el conjunto de la población ha sido más moderado, con un incremento del 6,9% desde 2020.

Dado que el número total de personas que perciben este subsidio en España asciende a 771.655, el 70,6% (545.143) tiene más de 50 años. Es decir, la mayoría de los beneficiarios de esta ayuda son personas sénior. Su peso en el conjunto ha crecido de forma notable en los últimos años, ya que hace un lustro representaban el 55,8%Además, el número de perceptores de subsidio por desempleo sénior no ha dejado de crecer desde 2019, salvo una caída en 2022, producida principalmente por el fin de la cobertura COVID (ERTE y ayudas excepcionales). En dicho ejercicio, muchas personas volvieron al empleo o dejaron de percibir ayudas extraordinarias, desapareciendo del registro de subsidios.

«El incremento de los subsidios por desempleo entre los mayores de 50 años no solo obedece al envejecimiento de la población, sino también a las barreras que afrontan para mantenerse activos en el mercado laboral. Este aumento se produce, además, en un contexto de crecimiento económico, lo que evidencia una desconexión entre la evolución de la economía y la inclusión de «los sénior» en el empleo. Ante la falta de oportunidades reales, en muchas ocasiones optan por mantenerse en el subsidio hasta alcanzar la edad de jubilación. El problema de fondo es que un mercado laboral en récord de envejecimiento no puede permitirse prescindir del talento sénior, siendo su aportación esencial para afrontar los retos demográficos y económicos», señala Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

El experto añade que: «El subsidio por desempleo puede actuar como un incentivo perverso, favoreciendo que los profesionales opten por mantenerse en él hasta la jubilación, especialmente en el caso del subsidio para mayores de 52 años, que incluye una ‘sobrecotización’ del 125% de la base mínima. En este escenario, es necesario garantizar el carácter transitorio de los subsidios y, para ello, resulta clave reforzar las políticas activas de empleo que favorezcan la recualificación del talento sénior, facilitando su incorporación a los sectores emergentes. Sin embargo, estas políticas solo serán efectivas si cuentan con la implicación del tejido empresarial. Es fundamental que las empresas abracen esta opción y no las vean únicamente como un institucional, sino como una herramienta útil y estratégica que les permite acceder a perfiles con experiencia, compromiso y capacidad de adaptación».

Situación por comunidades autónomas
Andalucía (118.255), Comunidad Valenciana (73.342) y Cataluña (70.401
), son las regiones que registran un mayor número de perceptores del subsidio por desempleo, mayores de 50 años.

Sin embargo, Murcia y Navarra son las regiones en las que los subsidios a mayores de 50 años han crecido en mayor medida durante el último año, con incrementos del 10,6% y 7,6% respectivamente (frente al 3,4% nacional). En Murcia principalmente debido al aumento del paro en 2024 (se registró la segunda mayor subida autonómica, del 18,3%) y en Navarra debido al impacto de los ERE y ERTE en la automoción y el metal.

Por otra parte, como ya se ha señalado, el 70,6% de los perceptores del subsidio por desempleo en España superan los 50 años. Un porcentaje que se dispara en País Vasco (80,4%), La Rioja (78,8%) y Comunidad de Madrid (78,6%). Existen factores comunes hacen que estas comunidades rocen el «techo natural» del 80% mientras la media estatal se queda diez puntos más abajo.

Por ejemplo, el patrón sectorial de estas regiones. En País Vasco y La Rioja, son habituales las plantillas veteranas en el sector automoción, metal y químico. Cuando llegan reestructuraciones o ERE, los afectados suelen superar los 50 años y su recolocación es lenta. En la Comunidad de Madrid, por su parte, los despidos en banca, consultoría o TIC suelen castigar a profesionales sénior con salarios altos y perfiles muy específicos, que tardan más en reengancharse al mercado laboral. Todo ello fomenta que el subsidio tienda a convertirse en un «puente» que se cobra hasta la edad de jubilación, cotizando al 125% de la base mínima.

De la economía sumergida a la necesidad de empleos sostenibles
Según la encuesta #TuEdadEsUnTesoro, un 55,2% de las personas sénior en desempleo se plantea trabajar en la economía sumergida, sin cotizar a la Seguridad Social, ante la necesidad de ingresos económicos. Sin embargo, esta no es una opción sostenible para ellos.

«Tradicionalmente, una parte significativa de la población sénior encontraba en la economía sumergida una vía de subsistencia en etapas avanzadas de la vida laboral. Esta práctica, si bien les permitía afrontar el día a día sin vinculación al mercado formal, respondía a un contexto histórico en el que la esperanza de vida era sensiblemente menor y, por tanto, las necesidades económicas se limitaban a un horizonte temporal más corto. Sin embargo, el notable aumento de la esperanza de vida en las últimas décadas ha transformado radicalmente este escenario. Vivimos más años y, por tanto, resulta imprescindible planificar trayectorias laborales más sostenibles que garanticen seguridad económica y acceso a derechos sociales a lo largo del tiempo. En este nuevo contexto, la economía sumergida deja de ser una opción viable para cubrir las necesidades de una longevidad creciente. Es crucial, por tanto, sensibilizar al talento sénior sobre la importancia de permanecer o reengancharse al mercado laboral formal, no solo para asegurar ingresos regulares, sino también para cotizar, acceder a una jubilación digna y beneficiarse del conjunto de derechos y protecciones asociados al empleo legal», expresa Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

El 54,6% de «los sénior» en desempleo supera el año sin trabajar
Tras el importante peso de las personas sénior en los subsidios por desempleo (7 de cada 10 perceptores supera los 50 años), subyace un elemento clave: el desempleo de larga duración. Se trata de un indicador imprescindible para medir el riesgo de pobreza y/o exclusión social de la población. Y la premisa es clara: cuanto más se prolonga la situación de desempleo, mayores son las probabilidades de exclusión, no solo por la pérdida continuada de ingresos, sino también por el deterioro de autoestima y sentido de propósito que esta situación conlleva.

En España, de las 2.789.100 personas en situación de desempleo, un 38,2% (1.065.500) supera el año sin trabajar. Esta cifra se incrementa notablemente según aumenta la edad, alcanzando su punto más alto entre las personas mayores de 50 años, segmento en el que el desempleo de larga duración afecta al 54,6%. Estos datos reflejan claramente una segunda premisa: cuanto mayor es la edad, más frecuente es la cronificación del desempleo y, por tanto, también es mayor el riesgo de pobreza y/o exclusión social.

¿Por qué el desempleo tiende a prolongarse con la edad?
Los profesionales de 50 años y más están especialmente expuestos al desempleo de larga duración. En primer lugar, suelen afrontar la búsqueda de trabajo tras perder un trabajo de muchos años en la misma empresa o reincorporarse al mercado laboral después de largos periodos de inactividad, lo que dificulta su familiarización con las nuevas vías y canales de búsqueda de empleo. A ello se unen prejuicios y estereotipos que frenan sus oportunidades de contratación (menor adaptabilidad, inferior energía y/o dinamismo, analfabetismo digital, percepciones de mayores costes laborales, etc.).

El desempleo prolongado resiente la autoestima de los mayores de 50
La presente encuesta ha querido analizar cómo impacta del desempleo de larga duración entre personas mayores de 50 años, quienes, pese a contar con plenas competencias, suelen ser percibidos socialmente como próximos a la jubilación, con mayor exposición a la discriminación laboral.

Los resultados arrojan que el 65% de las personas sénior desempleadas de larga duración reconoce haber perdido completamente la autoestima, tras más de un año en paro. Por otra parte, un 18,3% comenta que solo la ha perdido parcialmente, mientras que un 16,7% expresa que su autoestima no se ha visto resentida.

«El desempleo de larga duración no solo impacta en el plano económico, sino que puede erosionar la identidad, la autoestima y el sentimiento de pertenencia. En una etapa vital donde muchas personas esperaban estabilidad o reconocimiento, el hecho de no trabajar puede vivirse como una forma de exclusión que genera aislamiento, desánimo y una pérdida de propósito que complica aún más la inclusión laboral«, afirma Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.

Se trata de una realidad preocupante, teniendo en cuenta que la salud mental constituye, en sí misma, un factor de empleabilidad.

«Cuando un profesional presenta desgaste emocional y merma de autoestima, su capacidad ser constante en la búsqueda de empleo, preparar un currículum eficaz o desenvolverse en entrevistas de trabajo queda seriamente comprometida. Por el contrario, los candidatos/as con un nivel óptimo de autoestima y confianza afrontan el mercado laboral con mayor asertividad y resiliencia. Su claridad estratégica en la definición de objetivos, unida a la capacidad de recuperación tras un «no», potencian tanto su discurso verbal como su presencia en entrevistas. Por eso es tan importante que cuenten con un acompañamiento personalizado y experto que les permita identificar sus fortalezas, recuperar la confianza en sí mismos y ser competitivos en el mercado laboral», señala Begoña Bravo.

Sin trabajo y sin voz: el 55% de los sénior se siente invisible
En la misma línea, la encuesta revela que el 55,4% de las personas mayores de 50 años en desempleo de larga duración se siente infravalorada o invisible en su entorno social debido a su situación. Un 28,9% afirma sentirse así «a veces», mientras que el 15,5% restante no se identifica con esta percepción.

En palabras de uno de los participantes en la encuesta: «Antes sentía que mi opinión importaba en casa, con mis amigos, en el barrio. Pero desde que estoy sin trabajo me siento infravalorada. Como si ya no tuviera nada que aportar.»

«La percepción de invisibilidad puede generar aislamiento, desánimo y una pérdida de propósito que complica aún más la inclusión laboral. Las personas sénior no solo afrontan barreras externas para volver a trabajar (edadismo, falta de oportunidades, etc.), sino también barreras internas derivadas del deterioro emocional que produce el desempleo sostenido. Es urgente visibilizar este fenómeno y actuar desde todos los frentes: con empresas que valoren la experiencia, con políticas públicas que favorezcan la activación sénior, y con campañas de sensibilización que ayuden a combatir los estereotipos sobre la edad», concluye Begoña Bravo.

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