PAPELMATIC destaca que la higiene personal es una herramienta de prevención y respeto

Cuidarse no es un gesto automático, sino una práctica consciente. Hábitos como lavarse bien las manos, hidratarse la piel o usar protección solar son formas de respeto y prevención hacia uno mismo y los demás. Desde PAPELMATIC, empresa experta en higiene consciente, comparten recomendaciones clave para integrar estos hábitos de forma efectiva en la rutina personal y en entornos compartidos

Cuidarse empieza por ser consciente de uno mismo. Escuchar al cuerpo, atender sus necesidades y reservar un momento para el propio bienestar no debería entenderse como un lujo, sino como una práctica cotidiana. En ese contexto, la higiene personal juega un papel esencial: no solo protege frente a infecciones o bacterias externas, sino que ayuda a reforzar una sensación de equilibrio y respeto hacia uno mismo.

Pequeños gestos como lavarse las manos, hidratarse la piel o aplicar protector solar pueden parecer rutinarios, pero realizados de la forma adecuada marcan la diferencia. No basta con hacerlo, hay que aprender a hacerlo bien. Un lavado de manos correcto, por ejemplo, elimina eficazmente virus y bacterias, una crema bien aplicada ayuda a reparar la barrera cutánea y un protector solar usado con regularidad previene daños que van mucho más allá de una simple quemadura, ya que la piel tiene memoria. La calidad del hábito es tan importante como el hábito en sí.

Cuando esta conciencia se extiende a entornos compartidos, el impacto se multiplica. Centros de trabajo, instalaciones deportivas, escuelas o espacios sanitarios son escenarios donde el cuidado individual contribuye directamente al bienestar colectivo. Fomentar una higiene personal consciente en estos espacios no solo mejora la salud general, sino que crea una cultura de responsabilidad compartida, donde cada gesto cotidiano cuenta, donde las personas cuentan.

Pau Fornt, director general de PAPELMATIC, compañía especializada en higiene consciente, señala que la higiene personal no solo responde a una necesidad biológica, sino que refleja el nivel de consciencia con el que se vive el día a día:

«Hablar de higiene personal es hablar de cómo uno se siente frente al mundo. Un gesto tan cotidiano como lavarse las manos o aplicar un poco de crema puede parecer irrelevante, pero detrás de él hay una gran decisión: escucharse, respetarse, cuidarse. En un mundo que avanza a toda prisa, parar para hacer bien las cosas, incluso las más simples, es una forma de autocuidado que va mucho más allá de la salud. Es una actitud. Y cuando esta actitud se integra en los espacios compartidos, mejora no solo la seguridad, sino también la cultura del lugar: se vuelve más respetuosa, más humana y más eficiente.»

Con 60 años de experiencia en el campo de la seguridad y la higiene profesional, el equipo de expertos de PAPELMATIC propone una serie de pautas esenciales para integrar la higiene consciente en la rutina diaria, tanto a nivel individual, como colectivo. Estas recomendaciones incluyen desde el lavado correcto de manos, hasta la elección del protector solar adecuado, pasando por el uso responsable de gel hidroalcohólico y la hidratación regular de la piel.

Lavado de manos
Lavarse las manos es uno de los hábitos más antiguos de higiene, pero también uno de los más determinantes para la salud, ya que ayuda a frenar la transmisión de patógenos y evita contagiarse y contagiar cuando se sufre algún tipo de enfermedad.

Para que sea realmente efectivo, el lavado debe durar entre 40 y 60 segundos, frotando cuidadosamente todas las zonas: palmas, dorsos, entre los dedos, las yemas, las uñas y las muñecas. Es esencial enjuagar bien el jabón y secar las manos por completo, preferiblemente con papel de un solo uso.

Ahora bien, la eficacia del lavado no depende solo de la técnica, sino también del tipo de jabón. Es importante emplear jabones con pH neutro, hipoalergénicos y testados dermatológicamente, especialmente en entornos donde las manos se lavan muchas veces al día. Estas fórmulas ayudan a mantener el equilibrio natural de la piel y a evitar reacciones irritativas, muy comunes con productos agresivos. Además, los dispensadores de carga sellada sin contacto son la mejor opción en espacios compartidos, ya que reducen el riesgo de contaminación cruzada y facilitan la higiene continua.

Hoy en día, la oferta es tan diversa que resulta fácil encontrar opciones adaptadas a distintas necesidades y valores: desde jabones veganos hasta fórmulas elaboradas con ingredientes orgánicos y naturales, respetuosas con la piel y con el entorno.

Gel hidroalcohólico
Cuando no se dispone de agua y jabón, el gel hidroalcohólico se convierte en una solución eficaz para mantener la higiene de manos de forma temporal. Sin embargo, su uso no debe considerarse un sustituto del lavado, sino un complemento.

Para que sea realmente efectivo, debe aplicarse sobre manos visiblemente limpias, utilizando una cantidad adecuada (al menos 3 ml) y frotando durante 20 a 30 segundos hasta que se absorba por completo, cubriendo bien palmas, dorsos, dedos, uñas y espacios interdigitales.

En espacios compartidos como oficinas, centros educativos, gimnasios o instalaciones sanitarias, los dispensadores deben situarse en puntos de paso estratégicos y garantizar la recarga frecuente. Esta medida favorece una higiene constante sin interrumpir la actividad del espacio, reforzando la prevención de contagios y el compromiso del centro con la seguridad de sus usuarios.

Hidratación de manos
Las manos están en contacto constante con superficies, productos químicos y agentes externos, lo que las convierte en una de las zonas más vulnerables del cuerpo. Además, el lavado frecuente, por necesario que sea, puede deteriorar la barrera cutánea si no se acompaña de una hidratación adecuada. Una crema de manos de uso diario no solo proporciona confort, sino que también repara las microfisuras, previene la aparición de grietas y refuerza la capacidad de defensa natural de la piel.

Se recomienda aplicar la crema después del lavado, del uso de gel hidroalcohólico o siempre que se sienta la piel tirante. Las formulaciones enriquecidas con ingredientes como la lanolina, la urea o la glicerina ofrecen una hidratación profunda sin dejar ningún tipo de sensación grasa, favoreciendo su uso regular tanto en entornos laborales como personales. En climas secos o durante el invierno, el uso diario puede marcar una diferencia notable en la salud cutánea de las manos.

Fotoprotección diaria
La protección solar no debería reservarse solo para la playa. La exposición a la radiación ultravioleta (UVA y UVB) es continua durante todo el año, incluso en días nublados. La piel, especialmente la del rostro y las manos, acumula estos efectos con el tiempo, lo que puede derivar en envejecimiento prematuro, manchas o incluso lesiones cutáneas de mayor gravedad. Por eso se dice que la piel tiene memoria.

En este sentido, aplicar protector solar debería formar parte de la rutina diaria de autocuidado. Se recomienda el uso de fotoprotectores con un SPF igual o superior a 50, de amplio espectro y resistentes al agua. Este valor (Sun Protection Factor) indica la capacidad del producto para filtrar la radiación UVB, responsable de las quemaduras solares. Un SPF 50 bloquea aproximadamente el 98% de esta radiación, lo que significa que permite una exposición 50 veces superior a la que la piel podría tolerar, sin protección, antes de enrojecerse. Sin embargo, para mantener la eficacia de la crema, es necesario reaplicarla cada dos horas y tras el contacto con el agua.

Por otro lado, las fórmulas ligeras, no comedogénicas y sin perfumes son ideales para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles, especialmente cuando el uso es diario y prolongado.

Una cuestión de conciencia y consistencia
Convertir la higiene personal en un hábito consciente no requiere grandes esfuerzos, pero sí una mirada atenta. Se trata de observar, de detenerse un momento para hacer las cosas bien y de incorporar gestos sencillos que suman salud, confort y respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

En entornos compartidos, promover soluciones adecuadas y facilitar el acceso a estas: jabones seguros, dispensadores sin contacto, geles accesibles, cremas reparadoras o fotoprotectores de uso diario, no solo mejora la experiencia del usuario, sino que refuerza una cultura de cuidado que se contagia. Porque la higiene no empieza en los productos, sino en la actitud con la que se aplican.

Poner el foco en el bienestar personal no es una cuestión de estética ni de moda, es una forma de prevención, de cuidado y de compromiso que, cuando se comparte, se convierte en una herramienta poderosa de transformación colectiva.

Sobre PAPELMATIC
Fundada en 1965 en Barcelona por Pau Fornt Valls, PAPELMATIC es una empresa familiar con un profundo ADN papelero. Inicialmente especializada en el ‘converting’ de celulosa, la compañía ha diversificado su catálogo para ofrecer más de 1.500 soluciones de higiene consciente y bienestar profesional, adaptadas a las necesidades de diversos sectores e industrias.

Bajo el liderazgo de Pau Fornt Baldrich, perteneciente a la cuarta generación de una familia empresaria, PAPELMATIC mantiene un firme compromiso con la innovación tecnológica, la responsabilidad social y el respeto por el medio ambiente.

PAPELMATIC forma parte del GRUPO PAPELMATIC, junto con otras empresas familiares como Efebé y Aixa Converting. Con sede en Cornellá de Llobregat (Barcelona), actualmente emplea a 40 personas y opera en toda España a través de su equipo comercial y su canal de venta online.

Además, cuenta con presencia internacional mediante distribuidores globales que atienden a empresas multinacionales.

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