La compañía líder en el cuidado preventivo de la salud recuerda que un descanso de calidad es clave para proteger la salud física, emocional y profesional, especialmente en verano
Durante el verano, las altas temperaturas, los cambios de rutina y la mayor exposición a la luz natural pueden alterar el descanso nocturno y, con ello, afectar a la salud y rendimiento diario. En este contexto, Quirónprevención, compañía líder en prevención de riesgos laborales, recuerda la importancia de situar el descanso como un pilar esencial del bienestar físico y emocional en el entorno de trabajo.
«El sueño es una función vital, no se puede vivir sin dormir», explica Marta Sanz Ramos, psicóloga de Quirónprevención. «Su alteración, especialmente cuando está relacionada con la ansiedad o el estrés, puede afectar directamente a nuestra capacidad para concentrarnos, tomar decisiones o mantener relaciones laborales saludables».
Entre los trastornos más frecuentes que interfieren en el descanso figuran las disomnias, como el insomnio o las alteraciones provocadas por turnos rotatorios, y las parasomnias, como las pesadillas o el bruxismo. Pero incluso en ausencia de estos cuadros clínicos, la calidad del sueño puede verse perjudicada por factores emocionales o ambientales. «Dormir mal una noche puede tener un impacto directo al día siguiente, pero cuando la falta de descanso se cronifica, sus consecuencias pueden comprometer seriamente la seguridad y la salud en el trabajo», advierte la especialista.
La falta de sueño adecuado genera un efecto dominó: baja concentración, mayor irritabilidad, menor tolerancia al estrés e incluso un estado de ánimo depresivo. Según la experta, «cuando una persona acude a su jornada laboral sin haber descansado correctamente, empieza el día en un punto de partida de ‘bajo cero’, sin el combustible natural que necesita su cerebro para funcionar con eficacia».
Técnicas para mejorar el descanso
Desde Quirónprevención, se pone el foco en la necesidad de abordar esta problemática con herramientas psicológicas que ayuden a mitigar los niveles de activación física y mental que impiden dormir. «La relajación o el biofeedback pueden ayudar a reducir la tensión muscular o la frecuencia cardíaca», indica Sanz Ramos. «Y para combatir los pensamientos intrusivos que aparecen en el momento de dormir —como la preocupación por rendir al día siguiente— se aplican técnicas de reestructuración cognitiva, entre otras».
Incorporar hábitos saludables de sueño, adaptar horarios con criterio ergonómico, vigilar las condiciones ambientales del descanso y ofrecer apoyo profesional en los entornos laborales son algunas de las medidas clave para mejorar la calidad del sueño y, con ella, prevenir errores, accidentes o situaciones de riesgo vinculadas a la fatiga.
Porque, como concluye la especialista, «el camino hacia una vida laboral más saludable empieza cada noche, cuando somos capaces de dormir bien».