La vida se desarrolla dentro de un rango relativamente estrecho de temperaturas de aproximadamente 0° C hasta 50° C.
Los animales necesitan ambientes con temperaturas adecuadas; Los denominados animales ectotermos dependen de una fuente de calor externa, los endotermos utilizan su metabolismo para crear las condiciones de temperatura adecuadas para subsistir.
En otoño las noches empiezan a ser largas y frías. Aunque con el cambio climático las noches frías ya no lo son tanto y algunas de las plagas prolongan su actividad hasta bien entrado el otoño.
Aunque parece que muchas plagas desaparecen no es del todo cierto y no deja de ser un buen momento para combatirlas en manos de profesionales en control de plagas.
Los roedores se hacen visibles durante casi el otoño en nuestras latitudes.
Así, por ejemplo, los ratones (Mus musculus) tienen una actividad frenética en la recogida de alimentos para la formación de sus despensas para sobrevivir al invierno. Pero a la par, los roedores buscarán el calor de nuestras casas y por ello, cambiaran su estancia en parques, jardines y calles para ir en busca de refugio en el interior de las viviendas. Si no se ha revisado bien que no existe una vía de entrada a la vivienda o negocio es factible encontrar roedores refugiados en falsos techos, sótanos o graneros donde la temperatura es estable y confortable para ellos.
La rata gris (Rattus norvegicus) no cambiara de hábitos hasta el final del otoño y cuando el frío sea realmente intenso se refugiara en el alcantarillado de las ciudades o en el campo buscará graneros o pajares donde proveerse de comida y refugio.
Los roedores, aunque no los veamos al final del otoño, estarán y seguirán causando estragos en nuestras casas ya que siguen necesitando roer para controlar la longitud de sus dientes y alimentarse. Mantener el servicio de control de plagas es fundamental para no vernos perjudicados.
Todos los insectos que deben afrontar los rigores invernales cuentan con un buen arsenal de recursos que deben de poner en marcha durante el otoño. Cada especie de insecto tiene un umbral mínimo de desarrollo, que viene definido por la temperatura en la sus principales funciones metabólicas se ralentizan o detienen.
En algunos casos, como en el caso de las avispas, (Vespula spp, Polistes spp, etc) el frío las mata al parar totalmente su metabolismo y solamente las reinas, que se acaban de aparear, buscan un refugio donde pasar el invierno refugiadas de las temperaturas extremas.
En otoño casi todos los insectos van a ceñir su actividad a los momentos centrales del día donde encuentran una temperatura adecuada al funcionamiento de su metabolismo.
Con las primeras noches frías las moscas (Musca domestica) buscan refugio en el interior de las casas, esto es mucho más evidente en el mundo rural, pero también ocurre en la ciudad. Vemos esas moscas torponas que revolotean algo más lentas y molestas de lo habitual.
Las cucarachas dejarán de reproducirse, se refugiarán en el interior del alcantarillado donde encontrarán una temperatura estable durante el otoño y todo el invierno. Si bien es cierto que con su metabolismo restringido por el frío será difícil que las veamos en su caminar exploratorio en busca de comida. Aunque en el otoño todavía será frecuente ver alguna cucaracha negra (Blatta orientalis) en sótanos, pisos bajos, etc. al ser algo más resistente al frío que su pariente la cucaracha americana (Periplaneta americana).
Las orugas de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) empiezan a salir del huevo en septiembre y crecer durante todo el otoño. Es el mejor momento para tratarlas, antes de que se hagan evidentes, empiecen a desarrollar sus pelos urticantes y se vayan comiendo el pino, el cedro o el abeto durante el invierno. Tratándolas en otoño evitaremos esas alergias y urticarias tanto para humanos como para mascotas.
Otros muchos insectos con estos primeros fríos se preparan para tejer el capullo y pasar el invierno en forma de crisálida y emerger en la primavera o las hembras de otros muchos insectos habrán puesto huevos en lugares protegidos y éstos volverán a la vida con los calores de la primavera.
Las plagas más íntimamente ligadas al hombre como son los chinches de la cama (Cimex lectularius) seguirán siendo evidentes ya que refugiados en los alrededores de nuestra cama disfrutarán de la calefacción de nuestras viviendas no siendo muy afectados por el cambio de las temperaturas del otoño y el invierno.